Para mí la simbiosis arte y naturaleza significa principalmente mantener un vínculo espiritual y emocional con la Madre Tierra, es aprender a apreciar y a disfrutar de la belleza del entorno natural, buscar la aventura y la libertad dentro del marco de la sociedad actual y no dejar de explorar el territorio de mi propia alma

- circuspopulus 2009


Los trabajos que aquí presento y toda la investigación que conllevan tenemos que incluirlos en la tendencia de lo que en los años setenta se denominó Land-Art, arte de la construcción del paisaje o arte terrestre, si lo traducimos de la original expresión del inglés a nuestra lengua, otra forma de expresarlo es Arte y Naturaleza. El Land-Art tiene como fin trasladar el trabajo artístico a los espacios naturales, los cuales son transformados por el pensamiento-acción del artista, utilizando los materiales de la propia naturaleza (piedras, madera, tierras, arena, elementos de la vegetación...).
Pero, si tenemos que buscar el punto de partida donde surge el arte y la naturaleza, considero que nos tenemos que remontar a la prehistoria, al momento en el que el ser primitivo pinta en las paredes de las cavernas utilizando pigmentos naturales y aprovechando el relieve de la roca para dar volumen a las figuras.
Mis primeros contactos con el arte y la naturaleza surgen de forma inconsciente y se remontan a mi infancia. Por aquel entonces, mi familia se traslada a vivir de la gran urbe a Casetas, un barrio de periferia en el Valle del Ebro (Zaragoza, España) rodeado de campos y próximo a las frondosas riberas del río más caudaloso de España, el Ebro. Pronto contacto con el espacio natural que me rodea, la actividad profesional de mis padres absorbe su energía y su tiempo favoreciendo el desarrollo de mi espíritu aventurero, siempre en busca de territorios por explorar, con pocas limitaciones y mucha sensación de libertad. La percepción del territorio incógnito que se va dibujando al caminar, me lleva a crear un fuerte vínculo con la Madre Tierra; de este modo y, junto a otros compañeros de aventuras, reforcé mi imaginación, creamos nuestros propios mundos configurando nuestros territorios dentro del paisaje, construíamos cabañas y embellecíamos los espacios con los propios materiales que nos daba la Naturaleza. De alguna manera, teníamos en cuenta la estética y la armonía con el entorno. Descubrimos -de forma inocente- el Arte en la Naturaleza.
Ahora, en una edad adulta, esas sensaciones con las que crecí no dejan de florecer y los senderos me siguen llevando de la montaña a los cauces del río, de las estructuras frondosas de las alamedas a las pequeñas parcelas de los campos de cultivo. Mi viaje actual no precisa de palabras, pero sí de la potencia espiritual y creativa que surge de la relación entre soledad y Naturaleza.
La forma de expresar a través del Arte esa relación, ese diálogo con el entorno, ha madurado y se ha hecho más consciente, se ha visto reforzada gracias a un período de formación con materias especializadas en las Facultades de Bellas Artes de Cuenca, Altea y Barcelona (España). El procedimiento para la creación se basa principalmente en fluir entre espacios naturales, seguir los caminos, las sendas, abrir itinerarios por rutas salvajes para detenerse donde tu ser sienta que hay una identificación especial con el lugar, una atracción mutua. Ahí te detienes, no dejas de observar los cambios constantes determinados por la luz, los sonidos y los olores de la biodiversidad. Surge una simbiosis con el paisaje que despliega sus sutiles signos y que son observados con admiración, respeto y mucho amor. Mi respuesta deriva en la creación de elementos escultóricos a través de los materiales que me ofrece la propia Naturaleza, fotografías en las que se agudiza la percepción de ese mundo exterior, vídeos en los que poder captar la metamorfosis etérea del territorio.
Arte y Naturaleza significan para mí aprender a apreciar y a disfrutar de la belleza del entorno natural, buscar la aventura y la libertad dentro del marco de la sociedad actual y no dejar de explorar el territorio de mi propia alma.
De ahí surge Circuspopulus, una intervención en las alamedas de Sobradiel (Zaragoza, España) que forma parte de un proyecto artístico creado por mí y con el comisariado de Belén Chueca, de recorridos de Arte y Naturaleza por los diferentes municipios ribereños del Río Ebro. El título de la intervención viene determinado por la palabra Populus, que hace referencia al nombre en latín que se le otorga al chopo. Por otro lado, Circus, palabra también originaria del latín, toma como significado el círculo y hace referencia a los anillos que determinan la edad del chopo en el momento de su tala (en esta zona, a los 12 años).

La escultura está formada por 12 anillos concéntricos -el exterior, de 9m de diámetro- compuestos por 705 palos (chopos que no pudieron ser plantados por las inundaciones del río y que permanecían muertos a orillas de una carretera), que se van reduciendo en altura, de mayor en el exterior (3m) a menor en el interior (1m) donde queda un espacio abierto de 2m de diámetro. Despega de su eje un tronco cubierto de la propia materia que desprende la hembra del chopo en su proceso vital: el algodón del chopo.

En su forma exterior la escultura muestra un círculo inscrito en un cuadrado (cuatro chopos) y parte de la idea de representar la relación ser humano-naturaleza. El círculo personifica el tronco del chopo que se eleva en busca del cielo: es la figura de los ciclos celestes, del ciclo anual personificado en la metamorfosis de las choperas. Es también la forma perfecta, el signo de la armonía, es la representación de la Naturaleza ilimitada. El cuadrado representa la estructura que crea el ser humano para organizar una naturaleza-antinatural y limitada.

1 comentario:

  1. Hola,me ha encantado tu trabajo, parece que conoces sitios impactantes a los que tu intrusividad casi ni se nota, me ha parecido mágico. Felicitaciones

    kiki

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